About the Author

Juan Carlos Freyre nació en agosto del 1945 en La Habana, Cuba. Se educó en el Colegio de La Salle de donde luego se graduó en 1963, en Miami, Florida. Años después tomó diferentes cursos relacionados con la industria automotriz. Cuando se jubiló continuó estudios de historia, principalmente grecorromana, el imperio bizantino y todo lo relacionado con el Mediterráneo. Sus diversas pasiones han sido los autos de carrera, las motocicletas, la navegación a vela, el mundo submarino, la guitarra y las visitas de los extraterrestres. En la década de los sesenta se integró voluntariamente al ejército de los Estados Unidos (US Army) donde sirvió honorablemente hasta el año 1970. Fue piloto de autos de carrera en los setenta, alcanzando numerosas victorias, incluyendo la Carrera Internacional de las doce horas de Sebring en el año 1975, en la que obtuvo el primer lugar en la categoría GTU, conducía un Porsche 911. A pesar de su caída en la década de los ochenta, época en la cual escribió la mayoría de sus poemas, logró recuperarse y se desarrolló en el campo de los automóviles y las motocicletas. La pasión por la velocidad la reemplazó con la danza armónica y romántica de la navegación a vela, de donde surgió la inspiración de muchos de sus versos y que aplicó a su conducta diaria. Durante los últimos veinte años Juan Carlos visitó diversos países en el continente centro y sur americano, islas de las Bahamas, el Caribe y numerosas ciudades en América del Norte. También visitó casi todos los países de Europa Occidental y varias de las grandes ciudades de Asia y África. Freyre no alcanzó a estudiar literatura en el idioma castellano, no obstante, encontrándose encarcelado en el año 1985, un buen día le vino la musa y en corto tiempo escribió su primera poesía titulada Canto a la naturaleza. Al enviársela a su madre, sorprendida, le reveló que su abuelo, el conocido sabio naturalista cubano, Don Carlos de la Torre y Huerta, se había ganado el premio mundial con un soneto al que tituló Canto a la Naturaleza Sudamericana a principios del siglo XX. Juan Carlos le atribuye su musa poética a la memoria genética, pues él casi ni escribía en castellano cuando comenzó esta trayectoria.