T.S. Eliot (1888-1965) nació en St. Louis (Missouri),
estudió en Harvard y en 1915 decidió instalarse en Londres, donde
se casó con su primera mujer, Vivienne Haigh-Wood, entró en
contacto, de la mano de Ezra Pound, con los círculos vanguardistas
de la época, publicó su primer poemario, Prufrock y otras
observaciones (1917), y empezó a escribir críticas y reseñas en
diversas revistas.
La publicación de La tierra baldía en 1922, así como la de sus
ensayos recopilados en El bosque sagrado un año antes, le
convirtieron en el crítico y poeta más influyente de su generación.
Después de trabajar un tiempo en un banco, en 1924 fue contratado
como editor en Faber, donde permaneció hasta su muerte y creó uno
de los catálogos más brillantes de la primera mitad del siglo
XX.
En 1927 se bautizó en la Iglesia anglicana y adquirió la ciudadanía
británica. En 1930 publicó Miércoles de ceniza, otro poema largo, y
en 1933 se separó de su mujer y regresó a Estados Unidos para
impartir en Harvard las conferencias Charles Eliot Norton que
conformarían el libro Función de la poesía y función de la
crítica.
En 1943 publicó Cuatro cuartetos, la secuencia poética en la que
había estado trabajando desde 1935. En 1948 ganó el premio Nobel de
Literatura y en 1957 se casó con Valerie Fletcher, su secretaria en
Faber.
Los últimos años de su vida los dedicó sobre todo al teatro con
obras como Asesinato en la catedral (1935), La reunión familiar
(1939), El cóctel (1950) o El anciano estadista (1958).
La crítica ha dicho:
«El poeta inglés más influyente de su tiempo.» —The Times
«Eliot articuló la mente de una época en palabras.» —Kenneth
Rexroth
«Solo puedo repetir, con la urgencia de hace cincuenta años:
LÉANLO. Es la genuina voz dantesca de nuestro tiempo.» —Ezra
Pound
«Yo marcaría el inicio de la literatura moderna el 1917, cuando
Eliot publicó Prufrock.» —George Orwell
«T. S. Eliot reventó las costuras y [...] armó a solas la mejor
guerrilla de vanguardia de la poesía anglosajona. Todo en aquel
largo poema es extraordinario, febril, mutante, insólito, casi un
bosque irreal, casi otro mundo habitable, como anunciando algo que
está por venir y de lo que sólo él tiene la clave.» —Antonio
Lucas, El Mundo
«No hay, en el siglo XX, una obra que concentre con tanta
intensidad todas las ideas preconcebidas acerca de lo que se
entiende por poesía moderna como La tierra baldía. [...] Sigue
conservando una enorme juventud y vigor. Más allá de su aparente
complejidad es un artefacto memorable. Supone un golpe
seco —Andreu Jaume
«La tierra baldía dejó el mundo destrozado, como si se hubiera
arrojado una bomba atómica sobre él.» —William Carlos
Williams
«La fina línea que separaba la poesía inglesa del siglo XX de la de
sus predecesores del siglo XIX no desapareció porque sí: lo provocó
un hachazo, cuya hoja, afiladísima, fue La tierra
baldía.» —
Mary Karr
«El poema impacta antes de que el lector lo haya pensado. Tras la
niebla de la retórica, el poema es encantamiento.» —Juan
Arnau, Babelia
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